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Listeria monocytogenes es un microorganismo de origen alimentario que puede causar infecciones graves, sobre todo en embarazadas e individuos inmunodeprimidos; es una bacteria ambiental saprófita y ubicua, que también es patógena intracelular para una amplia variedad de hospedadores. Es probable que el ser humano sea un hospedador accidental de este microorganismo. L. monocytogenes es de interés no sólo para el médico, sino también para los investigadores en ciencias básicas como un modelo de microorganismo patógeno intracelular utilizado para el estudio de los mecanismos básicos de la patogenia microbiana y la inmunidad del hospedador.
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L. monocytogenes es un bacilo grampositivo facultativo anaerobio, no formador de esporas, que se desarrolla a muy diversas temperaturas, incluidas las de refrigeración; es móvil durante el crecimiento a temperaturas bajas pero lo es mucho menos a 37 °C. La gran mayoría de los casos de listeriosis en seres humanos tiene su origen en los serotipos 1/2a, 1/2b y 4. L. monocytogenes es débilmente β-hemolítico en agar con sangre y (según se describe más adelante) su β-hemolisina es un factor esencial que determina su patogenicidad.
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Las infecciones con L. monocytogenes se presentan tras el consumo de alimentos contaminados con la bacteria en altas concentraciones. La conversión del saprófito ambiental a un microorganismo patógeno implica una regulación coordinada de los factores bacterianos que determinan la patogenia y que median el acceso a las células, el crecimiento intracelular y la diseminación intercelular. Muchos de los mecanismos patógenos del microorganismo pueden analizarse de forma experimental en modelos de infección en cultivos de tejido (fig. 146-1). Al igual que otros microorganismos patógenos entéricos, L. monocytogenes induce su propia interiorización por las células que normalmente no son fagocíticas. Su entrada en las células tiene la mediación de las proteínas de superficie del hospedador clasificadas como internalinas. La entrada que media la internalina es importante para cruzar las barreras intestinal, hematoencefálica y fetoplacentaria, aunque apenas se comienza a investigar de qué manera L. monocytogenes se desplaza desde el intestino hasta el encéfalo o el feto. En una hembra embarazada de cobayo se demostró que L. monocytogenes se trasladaba desde los órganos maternos hasta la placenta; sin embargo, resultó sorprendente que también lo hiciera de nueva cuenta de la placenta a los órganos maternos. Estos datos coinciden con un modelo en el que el aborto puede considerarse como una medida de defensa del hospedador para eliminar un nido infeccioso.
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