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En este capítulo se revisan los principios generales para la valoración y tratamiento de las víctimas de envenenamiento por víboras venenosas y animales marinos. Como la incidencia de estas picaduras y mordeduras graves es relativamente baja en los países desarrollados, falta investigación clínica relevante; como consecuencia, la toma de decisiones terapéuticas a menudo se basa en información anecdótica.
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MORDEDURAS POR VÍBORAS VENENOSAS
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Las víboras venenosas en el mundo pertenecen a las familias Viperidae (subfamilia Viperinae: víboras del viejo continente; subfamilia Crotalinae: víboras del nuevo continente y víboras asiáticas), Elapidae (lo que incluye cobras, serpientes de coral, serpientes marinas, Bungarus [kraits] y todas las víboras venenosas australianas), Lamprophiidae (subfamilia Atractaspidinae: víboras de madriguera) y Colubridae (una gran familia en la cual la mayor parte de las especies no son venenosas y sólo unas cuantas son tóxicas para los seres humanos en un grado peligroso). La mayor parte de las mordeduras por víbora ocurren en países en vías de desarrollo con climas templados y tropicales, en los cuales la población subsiste de la agricultura y pesca. Cálculos recientes indican que en todo el mundo ocurren alrededor de 1.2 y 5.5 millones de mordeduras por víbora cada año, con 421 000 a 1 841 000 envenenamientos y 20 000 a 94 000 defunciones. Este amplio intervalo refleja los retos de obtener datos precisos en las regiones más afectadas por víboras venenosas; muchas de las víctimas no buscan tratamiento hospitalario y los reportes y registros suelen ser imprecisos.
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ANATOMÍA E IDENTIFICACIÓN DE LA VÍBORA
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El aparato típico de suministro de veneno de víbora consiste en glándulas bilaterales de veneno situadas por debajo y por detrás de los ojos y conectadas por conductos a colmillos maxilares anteriores huecos. En los vipéridos estos colmillos son largos y muy móviles; se retraen contra el techo de la boca cuando la víbora se encuentra en reposo y se colocan en posición erecta al preparar la mordida. En los elápidos los colmillos son más pequeños y están relativamente fijos en posición erecta. Casi 20% de las mordeduras por víbora y un elevado porcentaje de otros tipos de mordedura (hasta 75% para las serpientes marinas) son mordeduras “secas”, es decir, no se inyecta veneno. Probablemente ocurra un envenenamiento significativo en casi 50% de todas las mordeduras por serpiente venenosa.
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La diferenciación de especies de víboras venenosas y no venenosas puede ser difícil. Los vipéridos se caracterizan por cabezas ligeramente triangulares (una característica que comparten con muchas víboras inofensivas), pupilas elípticas (que también se observan en algunas víboras no venenosas como las boas y los pitones), colmillos maxilares grandes y, en los costados, por hoyuelos sensibles al calor (órganos foveales) a cada lado de la cabeza que ayudan a localizar la presa y el dirigir la mordida. Las serpientes de cascabel del nuevo mundo poseen una serie ...