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En raras ocasiones, en pacientes que padecen de pielitis, el útero grávido puede comprimir el uréter de tal manera que produzca un obstáculo en la secreción purulenta y, por tanto, origine una pielonefritis.
—J. Whitridge Williams (1903)
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A menudo se encuentran trastornos renales y de las vías urinarias durante el embarazo. Algunos preceden al embarazo, un ejemplo es la nefrolitiasis. En algunas mujeres, los cambios inducidos por el embarazo pueden predisponer al desarrollo o empeoramiento de los trastornos de las vías urinarias; un ejemplo es el riesgo marcadamente aumentado de pielonefritis, descrito con anterioridad por Williams. Por último, algunas patologías renales son exclusivas del embarazo, como la preeclampsia. Sin embargo, con un buen cuidado prenatal, la mayoría de las mujeres con estos trastornos probablemente no tendrán secuelas a largo plazo.
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CAMBIOS EN LAS VÍAS URINARIAS INDUCIDOS POR EL EMBARAZO
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Los cambios significativos en la estructura y función de las vías urinarias durante el embarazo normal se tratan en el capítulo 4 (Sistema urinario). Los riñones aumentan de volumen y la dilatación de los cálices renales y los uréteres pueden ser sorprendentes (figura 53-1). Alguna dilatación se desarrolla antes de las 14 semanas y probablemente se deba a la relajación de las capas musculares inducida por la progesterona. La dilatación más marcada es aparente a mediados del embarazo debido a más compresión de la parte distal del uréter, en especial en el lado derecho (Faúndes, 1998). También hay algo de reflujo vesicoureteral durante el embarazo. Debido a estos cambios fisiológicos, el riesgo de infección urinaria alta aumenta. Además, los estudios de imágenes realizados para evaluar la obstrucción de las vías urinarias en ocasiones logran interpretarse de manera errónea.
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La evidencia de hipertrofia renal funcional se manifiesta muy pronto después de la concepción. Los glomérulos son más grandes, aunque el número de células no crece (Strevens, 2003). La vasodilatación intrarrenal inducida por el embarazo se desarrolla y disminuyen las resistencias aferentes y eferentes. Esto conduce a un mayor flujo plasmático renal efectivo y filtración glomerular (Helal, 2012; Hussein, 2014). A las 12 semanas de gestación, la tasa de filtración glomerular (GFR, glomerular filtration rate) ya está aumentada en un 20% por encima de los valores no gestacionales (Hladunewich, 2004). En última instancia, el flujo de plasma y la GFR aumentan en 40 y 65%, respectivamente. En consecuencia, las ...