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La cirugía micrográfica de Mohs (CMM) es hoy día el mejor tratamiento para varios tipos de cáncer de piel. El procedimiento ofrece la tasa de curación más alta posible mientras preserva la mayor cantidad de tejido sano, esto último implica una reconstrucción más sencilla, menor riesgo de complicaciones funcionales y un mejor resultado cosmético.
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La técnica de Mohs consiste en la extirpación del tumor y la valoración del 100% de los márgenes mediante cortes transversales en congelado (fig. 173–1). En comparación, en el estudio de dermatopatología convencional se realizan cortes verticales, los cuales permiten examinar aproximadamente solo un 0.1% de los márgenes quirúrgicos (fig. 173–2).
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La CMM lleva el nombre de su creador, el Dr. Frederic Edward Mohs. La técnica fue desarrollada mientras era un estudiante de medicina, al descubrir que la pasta de cloruro de zinc podía fijar los tejidos. En 1936 inició su técnica en pacientes con cáncer de piel bajo el nombre de quimiocirugía. El procedimiento requería que el tejido captara adecuadamente la pasta y lo endureciera, proceso que podía tardar horas, e incluso días, y en caso de positividad se tendría que repetir el procedimiento hasta la negativización de los márgenes. Para lograrlo, el doctor involucró a cirujanos generales, quienes además tendrían que aprender histopatología para su interpretación. Dichas condiciones ocasionaron dificultad para la aceptación de este método. Sin embargo, y por esa misma situación, fue adoptada de mejor manera por dermatólogos. En 1970, un alumno suyo, el Dr. Theodore Tromovitch, introdujo la técnica en congelado y llevó a la CMM a lo que conocemos actualmente.
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MATERIALES E INSTRUMENTOS
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Se requiere instrumental quirúrgico básico, el cual es necesario tanto para la extirpación del tumor como para el aplanamiento de los bordes de la pieza. Para ello se aconseja tener cuando menos un mango de bisturí con hoja No. 15 (corte en el paciente), No. 11 (procesamiento ex vivo), tijeras Iris y fórceps de Adson con dientes (fig. 173–3). En caso de algunas técnicas especiales, sería de utilidad un mango de bisturí de doble hoja (técnica de Tubingen, técnica del spaghetti).
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Además, para trabajar la pieza quirúrgica se requiere lo siguiente:
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