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El propósito de este capítulo es señalar brevemente cómo actuar en las diferentes situaciones clínicas que suelen presentarse como urgencias oftalmológicas. El contenido está orientado hacia qué preguntar, cómo explorar y qué hacer ante los cuadros que se describen.
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Una breve historia clínica sobre las condiciones que causaron la urgencia es siempre necesaria. La historia inmediata no siempre está presente, pero en la mayor parte de los casos el paciente identifica la causa y el efecto. Cuando esta sea identificable, es conveniente determinar las características del traumatismo: si el objeto que lo causó fue romo o punzocortante; si es una partícula o qué tipo de material entró en el ojo, y determinar si hay o no pérdida súbita de la visión, así como los antecedentes inmediatos que originaron el cuadro.
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Debe interrogarse al paciente sobre sus condiciones de vacunación tetánica. Toda herida penetrante del globo ocular o de los párpados, por su cercanía con el sistema nervioso central, debe comprender en el tratamiento la utilización de gammaglobulina antitetánica en las dosis usuales.
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Por lo general, los pacientes con un cuadro agudo manifiestan molestias oculares. Antes de proceder al examen debe aplicarse un anestésico ocular local. Una a dos gotas de tetracaína proporcionan alivio casi inmediato al sujeto y permiten un examen correcto. Recuérdese que los anestésicos locales empleados en exceso retrasan la cicatrización, por lo que no es conveniente su administración frecuente.
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En una situación de urgencias, no siempre es fácil el examen correcto de la agudeza visual, pero es importante darse una idea aproximada de la capacidad visual que tiene el paciente; la mano o cualquier objeto, ya sea lejano o cercano, proporciona una impresión del estado visual. Si la pérdida visual es importante, se intenta detectar su origen y proceder a canalizar al sujeto con un especialista.
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Se examina la apariencia externa; si hay laceraciones en los párpados o en su cercanía, se palpa la región orbitaria, se determina si hay crepitación y la situación del globo en relación con la órbita. Recuérdese que si al palpar hay crepitación puede tratarse de una fractura orbitaria. Se observa el movimiento del ojo, si este se mueve libremente y sin dolor. Los traumatismos contusos pueden dar origen a fracturas del piso orbitario, lo que impedirá el movimiento del globo en la mirada hacia arriba.
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Se examina con una lámpara de mano la conjuntiva y se buscan hemorragias o prolapso de tejido uveal a través de una herida escleral. Si hay prolapso de tejido uveal, la herida será penetrante (se observa como un tejido marrón oscuro en la región de la herida escleral). Se observa la córnea y se busca prolapso de tejido iridiano, que se presenta de color marrón oscuro o en casos de iris ...