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GENERALIDADES

El médico general con frecuencia atiende pacientes con signos y síntomas oculares que presagian alguna enfermedad sistémica cuyas consecuencias pueden llegar incluso hasta la muerte. De la misma manera, los pacientes con enfermedad sistémica pueden desarrollar alteraciones oftalmológicas que requieren la atención de un oftalmólogo. A continuación, revisaremos algunas de las manifestaciones oftalmológicas de enfermedades que afectan otros sistemas.

ALTERACIONES CONGÉNITAS

Las manifestaciones oftalmológicas son características de no pocos síndromes congénitos que incluyen la trisomía 21, el síndrome de Marfan, la distrofia miotónica, la esclerosis tuberosa, varias alteraciones metabólicas de almacenamiento lisosomal y metabolismo de carbohidratos y la neurofibromatosis. La exploración oftalmológica cuidadosa y la revelación de ciertos hallazgos puede confirmar un diagnóstico (Fig. 34–1).

Fig. 34–1.

Luxación del cristalino en un paciente con síndrome de Marfan.

Neurofibromatosis

La neurofibromatosis clásica (NF1) es una de las enfermedades hereditarias más comunes, con una incidencia aproximada de 3 en 10 000. La enfermedad se caracteriza por máculas hiperpigmentadas, también llamadas manchas café con leche; fibromas cutáneos, óseos en áreas intertriginosas; lesiones óseas y gliomas. Las manifestaciones oftalmológicas pueden encontrarse en párpado, iris, órbita y nervio óptico. Particularmente importante son los nódulos de Lisch o hamartomas melanocíticos del iris puesto que se encuentran en la inmensa mayoría de los pacientes, aun en edades tempranas.

ALTERACIONES TRAUMÁTICAS

En la sociedad actual, el abuso de menores, en lo particular de infantes, es cada vez más común. La exploración del fondo de ojo del infante con sospecha de abuso puede revelar hemorragias vítreas o en la retina. (Fig. 34–2).

Fig. 34–2

Síndrome del niño sacudido en un infante de un año y dos meses de edad con hemorragias retinianas que se extienden desde el nervio óptico hasta la periferia.

ALTERACIONES VASCULARES

La retinopatía hipertensiva, sin duda, es la más común y ya se ha tratado en el capítulo 24, lo mismo que las oclusiones vasculares (Figs. 34–3 y 34–4).

Fig. 34–3.

Retinopatía hipertensiva que demuestra alteración en el calibre de los vasos, hemorragias y manchas algodonosas.

Fig. 34–4.

Fotografías de fondo de ojo de un paciente con neurorretinopatía hipertensiva en la cual se aprecia una papila hiperémica, con bordes elevados y mal definidos, alteración en calibre de venas y arterias, hemorragias en flama, lesiones algodonosas, pliegues retinianos peripapilares que corresponden a la presencia de líquido subretiniano.

Migraña

La migraña es un fenómeno vasoespástico ...

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