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Según los CDC (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html), los siguientes signos y síntomas forman parte del cuadro clínico de COVID-19 en el momento del inicio de la enfermedad: fiebre, constante o intermitente (83%–99%), tos (59%–82%), fatiga (44%–70%) , anorexia (48%–80%), dificultad para respirar (31%–40%), producción de esputo (28%–33%) y mialgias (11%–35%). Los CDC también señalan que aunque la fiebre estaba presente en sólo 44% de los pacientes al momento del ingreso al hospital, 89% de los pacientes se volvió febril durante su ingreso. Otros posibles síntomas incluyen dolor de garganta, dolor de cabeza, tos productiva, náusea y diarrea, pero éstos se presentaron en < 10% de los pacientes.
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El curso clínico y la progresión de COVID-19 es variable. Los CDC ofrecen los Interim Clinical Guidance for Management of Patients with Confirmed Coronavirus Disease (Lineamientos clínicos provisorios para el tratamiento de pacientes con enfermedad por coronavirus confirmada) (COVID-19) (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course). La gravedad de la enfermedad suele empeorar conforme se desarrolla e ir de leve a crítica. Las personas con enfermedad leve, segmento que comprende hasta 81% de los casos de COVID-19, quizá no requieran hospitalización y algunas son asintomáticas (consulte el Tema 14, Preguntas frecuentes sobre COVID-19, en este Boletín. COVID-19). La enfermedad leve a moderada corresponde a los estados asintomático o de neumonía leve (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course) y estas personas no exhiben disnea ni hipoxia.
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La enfermedad grave se define como la de los pacientes positivos para COVID-19 que sufren disnea, hipoxia o > 50% de afectación pulmonar en las pruebas imagenólogicas (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course). La anomalía radiológica más frecuente es la opacidad bilateral en vidrio esmerilado (consulte el Tema 19, COVID-19: lo que se sabe hasta ahora, en este Boletín. COVID-19); alrededor de 14% de los pacientes con COVID-19 desarrolla una enfermedad grave y cerca de 5% de los pacientes manifiesta una enfermedad crítica, la cual se define como la de aquellos pacientes con COVID-19 que desarrollan insuficiencia respiratoria, choque o disfunción de múltiples sistemas orgánico.
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Algunos pacientes con enfermedad grave o crítica se presentan ya en la etapa crítica, mientras que otros llegan ante el médico con enfermedad leve y progresan al estatus grave o crítico. Es difícil determinar cuáles pacientes desarrollarán una enfermedad grave o crítica, pero la edad y las afecciones médicas subyacentes son factores de riesgo (consulte el Tema 14, Preguntas frecuentes sobre COVID-19, en este Boletín. COVID-19). El profesional del cuidado de la salud también debe considerar el tiempo transcurrido desde el inicio de los síntomas hasta la presentación del paciente para determinar la tasa de progresión de la enfermedad. Los CDC informan que el tiempo medio para la disnea varió de 5 a 8 días en aquellos pacientes que desarrollaron una enfermedad grave (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course). Para aquellos que desarrollaron una enfermedad crítica, el tiempo medio para el desarrollo de síndrome de dificultad respiratoria aguda osciló entre 8 y 12 días.
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El tratamiento hospitalario de los pacientes con enfermedad grave o crítica es en gran medida de apoyo. Las complicaciones más comunes de la enfermedad crítica incluyen síndrome de dificultad respiratoria aguda, daño renal agudo, choque séptico, miocardiopatías, arritmias y tromboembolia (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course). Los pacientes que requieren ventilación mecánica prolongada también corren el riesgo de presentar polineuropatía o miopatía por enfermedad crítica. Los tratamientos relacionados se analizan en el Tema 14, Tratamiento para COVID-19, en este Boletín. COVID-19. La edad y las afecciones médicas subyacentes son clave para predecir los resultados de los pacientes con COVID-19. Datos recientes proporcionados por los CDC fueron publicados a partir del 3 de abril de 2020 (https://www.cdc.gov/coronavirus/2019-ncov/hcp/clinical-guidance-management-patients.html#clinical-course). Se ha informado que la tasa general de letalidad es de 2.3%, en tanto que la tasa de letalidad para quienes requieren ingreso en la Unidad de cuidados intensivos es de 49%. Según los datos proporcionados por los CDC, entre los casos de COVID-19 en Estados Unidos con una afección previa conocida, la proporción de personas hospitalizadas fue de 19% y un 6% ingresaron en la unidad de cuidados intensivos. Los ancianos corren el mayor riesgo de morir por COVID-19, los primeros datos de Estados Unidos, según lo que informan los CDC, indican que la letalidad es más alta en personas de ≥ 85 años (10%–27%), seguida de 3%–11% para el rango de edad de 65–84 años, 1%–3% para quienes tienen entre 55–64 años y < 1% para el rango de edad de 0–54 años. Las personas con enfermedad cardiaca, enfermedad pulmonar, cáncer, enfermedad hepática, enfermedad renal, diabetes y aquéllos con estados inmunocomprometidos también tienen un mayor riesgo de desarrollar una enfermedad grave.