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Fue un privilegio singular servir como editor en jefe de las primeras y las seis ediciones posteriores de Principios de cirugía. Resulta gratificante la invitación del actual editor en jefe, el Dr. F. Charles Brunicardi, quien ha cumplido con la responsabilidad de las cuatro ediciones siguientes para participar en el 50 aniversario del libro de texto. Los lectores de las primeras siete ediciones comentaron a menudo sobre la cubierta amarilla distintiva. En esta celebración particular de la longevidad, el color amarillo connota “oro”.
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Los últimos 50 años han sido testigos de un crecimiento inimaginable en el conocimiento científico disponible para los estudiantes de cirugía. La “ciencia de la cirugía” ha ganado dominio sobre el “arte de la cirugía”. Se han incorporado diversas tecnologías para acelerar el diagnóstico y mejorar la escisión o reparación quirúrgica. El establecimiento de criterios más precisos para la categorización y el análisis de datos, junto con los avances en informática, ha permitido la práctica de “medicina y cirugía basadas en evidencias”. Es como si los cirujanos de hoy hubiesen adoptado un nuevo lenguaje, nuevas reglas, nuevos protocolos y anticipado nuevos resultados. El paso del tiempo se ha relacionado con el cambio transformador, que ha sido elegantemente capturado en la 11a. edición.
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Entre las “Consideraciones básicas” que trascienden los sistemas de órganos individuales, el cambio se ha producido a un ritmo cada vez más acelerado, en múltiples ámbitos, con consecuencias variables desde que se presentó la primera edición. No todos los cambios han sido favorables. El aumento de la eficacia de los antibióticos ha mejorado los resultados del tratamiento de la sepsis, pero se ha relacionado con la aparición de colitis por C. difficile y brotes letales de MRSA en el hospital. El VIH, el sida, el virus del papiloma humano (HPV, human papilloma virus), y la hepatitis B y C no se habían incorporado al léxico quirúrgico antes de la publicación de Principios de cirugía.
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A lo largo de los años el trauma se ha convertido en un problema cada vez mayor. Desde la publicación de la primera edición, las técnicas de diagnóstico mejoradas han alterado el enfoque hacia las personas que sufrieron traumas graves. El concepto de “control de daño inmediato seguido por un tratamiento definitivo diferido”, la disponibilidad de angioembolización para controlar el sangrado y el material inerte para mantener protegido el abdomen no cerrado para un estado protegido durante un periodo crítico, a veces prolongado, en el que los requerimientos calóricos se satisfacen parenteralmente.
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En oncología se ha aceptado una clasificación tumoral más precisa según el tamaño, la afectación ganglionar, la metástasis y las características químicas y biológicas. Esto ha permitido, a su vez, una evaluación más significativa de una variedad de regímenes terapéuticos. La quimioterapia se ha unido a la inmunoterapia, y recientemente se ha introducido una terapia genómica dirigida y de precisión.
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En el momento de la publicación de la primera edición de Principios de cirugía, sólo el riñón se consideraba clínicamente aceptable para el homotrasplante y no se había desarrollado una inmunosupresión satisfactoria. Los avances en la inmunosupresión han agregado el hígado, el páncreas, el intestino delgado, el corazón y los pulmones a la lista de órganos transplantados con éxito anticipado.
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Entre las 1 805 páginas del texto de la primera edición, los “hechos” y las “declaraciones de los expertos” no han resistido la prueba del tiempo por diversas razones. Se requiere poco esfuerzo para poner al descubierto afirmaciones que ahora se juzgarían como “¡falsas!”. Por ejemplo: 1) El cáncer de la hipofaringe es de tres a cuatro veces más frecuente que el de la laringe (lo contrario es cierto). 2) No es factible el tratamiento eficaz de un solo ventrículo en un neonato. 3) Los 1 a 2 cm distales del lumen esofágico están normalmente recubiertos por un epitelio cilíndrico y no escamoso (la descripción de un esófago de Barrett). 4) Sólo existe un tratamiento para la apendicitis aguda... la única pregunta que debe resolverse es el momento de la intervención quirúrgica. 5) El pólipo adenomatoso (colónico) es una lesión de potencial maligno despreciable. 6) El único tratamiento aceptable para una lesión esplénica acompañada de cualquier prueba de sangrado intraperitoneal en un adulto es la esplenectomía. 7) El 100% de los pacientes con hiperaldosteronismo primario tiene hipocaliemia (en realidad la mayoría no presenta hipocaliemia). Resulta más dramática la evidencia de que muchos de los procedimientos quirúrgicos frecuentes, merecedores de una ilustración detallada, que consumieron varias páginas en la primera edición, ahora, rara vez o nunca, se realizan.
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Se debe enfatizar que un libro de texto describe una ciencia durante el tiempo actual. La primera edición, como ocurre con cada una de las 11 ediciones de Principios de cirugía, es un compendio que abarca, únicamente, hasta el momento de la publicación. La impresión no implica permanencia. La impresión supera a menudo el hecho que divulga. Felicito al Dr. Brunicardi y a los coeditores por una 11a. edición moderna y elegantemente escrita que lleva adelante la tradición de Principios de cirugía a los próximos 50 años.
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Seymour I. Schwartz, MD, FACS
Distinguished Alumni Professor of Surgery
University of Rochester
School of Medicine & Dentistry