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El tratamiento del choque séptico es un reto para el intensivista o cualquier otro médico que trate a estos pacientes. Son pacientes muy complejos de manejar por varias razones. Por un lado, es frecuente que el diagnóstico sea tardío ya que, en etapas iniciales, el cuadro clínico es abigarrado y cursa sólo con taquicardia moderada, inquietud y sin hipotensión. Por otro lado, es común que al hacer un diagnóstico tardío puedan desarrollarse con más frecuencia disfunciones o fallas orgánicas múltiples que incrementen la gravedad del cuadro. Por ello el tratamiento en su mayoría es de soporte de varios órganos por medio de la ventilación mecánica, el reemplazo renal continuo o intermitente, el soporte metabólico, hemodinámico, etc. Otras medidas del tratamiento son terapéuticas, como el remplazo de volumen, transfusión, control de la fuente (drenaje de un absceso, o extracción de un dispositivo), un régimen de antibióticos apropiado, entre otros. Por estas razones, el tratamiento óptimo debe ser un manejo multidisciplinario e interdisciplinario.
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En la actualidad, cuando hay sospecha de infección o infección presente, la escala llamada qSOFA pretende una identificación oportuna para mejorar el pronóstico. Con esto, se aplica el concepto de que el tiempo es tejido o vida, como en el ATLS, el ACLS, el código infarto, el código stroke y, recientemente, el código sepsis, que junto con los bundles o paquetes de medidas en la primera hora, ha logrado mejorar el pronóstico.
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El paquete de medidas consiste de los siguientes 5 puntos:
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Medir el lactato sérico, como un biomarcador de hipoperfusión tisular, y repetir la medición si es superior a 2 mmol, y hacer un seguimiento.
Realizar hemocultivos o cultivos de secreciones antes de la administración de antibióticos.
Administración de antibióticos idóneos de amplio espectro en forma empírica.
Reanimación intravenosa con cristaloides tipo Hartmann; un promedio de 30 cc en 3 horas.
Administrar vasopresores para elevar la presión arterial con el objetivo de lograr una presión arterial media de 65 a 70 torr, siendo la norepinefrina la primera elección.
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Con base en las guías clínicas existentes, se describirá el tratamiento aceptado hasta ahora para el choque séptico.
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La reanimación hídrica óptima y oportuna constituye uno de los principales objetivos en el paciente séptico.2,3 Existe un gran debate sobre el tipo de líquido que se debe utilizar en sepsis, sin embargo, es más importante la cantidad de líquido administrado. La campaña “Sobreviviendo a la sepsis” recomienda y sugiere el uso de cristaloides como el líquido preferido para la reanimación inicial y el posterior manejo en choque séptico. Debido a la fuga al espacio extravascular, se necesita mayor cantidad de cristaloide para lograr el mismo efecto que los coloides, lo cual aumenta potencialmente el riesgo de edema. No hay evidencia suficiente para recomendar un tipo de cristaloide respecto de otro, como con la solución salina isotónica ...