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En Estados Unidos, el cáncer de ovario explica más muertes que cualquier otra enfermedad maligna ginecológica. En todo el mundo, anualmente se diagnostican más de 295 000 mujeres y 185 000 mueren por esta enfermedad (Bray, 2018). De estos, los carcinomas de ovario epiteliales representan 90% de los casos, incluidos los tumores de bajo potencial maligno más indolentes (limítrofes) (Torre, 2018). El resto incluye tumores de células germinales y del estroma del cordón sexual, que se describen en el capítulo 36 (Tumores ováricos de células germinales y del estroma de los cordones sexuales, Tumores ováricos malignos de células germinales). Debido a las similitudes de los carcinomas peritoneales primarios y los cánceres de las trompas de Falopio, se incluyen en esta sección en aras de la sencillez.
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Aproximadamente un 25% de las pacientes tendrá enfermedad en estadio I y una excelente tasa de supervivencia a largo plazo, sin embargo, ninguna prueba detecta eficazmente el cáncer de ovario y los primeros síntomas son pocos. Como resultado, dos tercios de las pacientes tienen enfermedad avanzada cuando se les diagnostica. La intervención quirúrgica citorreductora secuenciada con quimioterapia basada en platino por lo general da por resultado remisión clínica, sin embargo, hasta 90% de estas mujeres presentará una recaída que a la postre conduce a progresión de la enfermedad y a la muerte.
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EPIDEMIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO
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En Estados Unidos, 1 de cada 78 mujeres (1.3%) presentará cáncer de ovario durante su lapso de vida (Torre, 2018). Debido a que la incidencia ha disminuido 30% durante las últimas tres décadas, el cáncer de ovario ya no figura entre las 10 principales causas de cáncer en las mujeres. En 2019, se esperaban 22 530 nuevos casos y 13 980 muertes, sin embargo, debido a la alta tasa de mortalidad, el cáncer de ovario persiste como la quinta causa principal de muerte relacionada con cáncer (Siegel, 2019). En general, la edad promedio en el momento del diagnóstico es de la primera mitad de la séptima década de vida (periodo aproximado de entre los 60–69 años de edad).
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Muchos factores de riesgo reproductivos, ambientales y genéticos se han asociado con cáncer de ovario (cuadro 35–1) (Armstrong, 2019). El más importante es un antecedente familiar de cáncer de mama o de ovario, y hasta 25% de las pacientes tiene una predisposición genética heredada (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2017a). Para el otro 75% sin un enlace genético identificable para su cáncer de ovario, los riesgos tradicionalmente se han atribuido a un patrón de ciclos ovulatorios ininterrumpidos durante los años reproductivos (Pelucchi, 2007). Se ha emitido la hipótesis de que la estimulación repetida del epitelio de la superficie del ovario conduce a transformación maligna (Schildkraut, 1997).
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