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El hipercatabolismo e hipermetabolismo es un evento particularmente constante durante la evolución del paciente críticamente enfermo. Representa la alteración metabólica más importante en el curso de la mayoría de los enfermos en estado crítico y ocasiona gran parte de la morbimortalidad observada en ellos. La persistencia de este hipercatabolismo e hipermetabolismo puede predisponer al daño simultáneo y secuencial de los órganos y, con ello, la ruptura de los mecanismos homeostáticos del paciente y la imposibilidad de responder adecuadamente frente a la agresión. La vasodilatación arterial sistémica, el edema pulmonar no cardiogénico, el síndrome de distrés respiratorio (ARDS), con su consecuente hipoxia (lo que obliga a la asistencia ventilatoria mecánica) e, incluso, la falla orgánica múltiple (SFOM), son consecuencias de la liberación de citoquinas liberadas dentro de esta denominada respuesta metabólica al trauma en su fase de flujo que, por acción de todas las hormonas contra reguladoras, es responsable de este daño multiorgánico que se desencadena en el organismo.1
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EL APOYO NUTRICIONAL COMO PARTE DEL TRATAMIENTO DEL ENFERMO ESTADO CRÍTICO
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El apoyo nutricional se debe considerar como un componente integral de tratamiento de soporte estándar en el enfermo en estado crítico. El enfermo per se tiende a estar en un estado catabólico gracias al aumento de las demandas de los sustratos de energía/proteína. Debido a esto, el paciente requiere de una terapia nutricional adecuada para optimizar los requerimientos gastados y ayudar a reducir la enfermedad.1
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El soporte que da la nutrición tiene tres objetivos: preservar la masa corporal, mantener la función inmune y revertir complicaciones metabólicas. Además, se han atribuido otras propiedades como la atenuación de la respuesta metabólica al estrés y la prevención del daño oxidativo celular.2 La respuesta metabólica al estrés o trauma tiene dos fases, una inicial, o fase Ebb de 24–48 horas, y una tardía llamada fase Flow. Esta última tiene dos periodos, uno temprano definido por inestabilidad metabólica y un incremento severo del catabolismo del tercero al séptimo día, y un periodo tardío que se caracteriza por significante debilidad muscular y estabilización metabólica después del séptimo día, donde puede haber una mejoría o un persistente estado catabólico crónico que prolonga la hospitalización.3 La enfermedad crítica compromete con mayor frecuencia la capacidad del paciente para la ingesta adecuada, por lo que tenemos varias rutas alternativas de terapia nutricional. Estas vías de apoyo actualmente son la nutrición enteral y la nutrición intravenosa (nutrición parenteral total).
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En las unidades de terapia intensiva, es frecuente encontrar a pacientes con desnutrición proteica-calórica (DPC) derivada de la situación patológica presente en el enfermo crítico, pudiendo afectar o complicar de manera grave la respuesta al tratamiento. Por este motivo, una vez que se ingresa al paciente crítico se debe realizar un tamizaje nutricional en las primeras 24 a 72 horas que refleje de manera rápida y sencilla la situación nutricional actual del paciente. Una vez identificado ...