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El síndrome premenstrual (PMS, premenstrual syndrome) consiste en un conjunto de síntomas físicos y emocionales molestos, variables y recurrentes, que se presentan cinco días antes del inicio de la menstruación y por lo general se resuelven al cuarto día de su aparición. Afecta de forma intermitente a casi 40% de las mujeres premenopáusicas, entre 25 a 40 años de edad. En casi 5% a 8% de las mujeres afectadas, el síndrome puede ser intenso. Si bien no todas las personas experimentan la totalidad de los síntomas o signos a la vez, muchas refieren distensión abdominal, dolor mamario, cefalea, edema, irritabilidad, agresividad, cambios de la libido, letargo y antojos. Cuando predominan los síntomas emocionales o los cambios del estado de ánimo, además de los síntomas físicos, y hay un deterioro funcional evidente, se aplica el término “trastorno disfórico premenstrual” (PMDD, premenstrual dysphoric disorder). No está clara la patogenia del PMS/PMDD y el tratamiento actual es en esencia empírico. El médico debe ofrecer apoyo para los malestares tanto emocionales como físicos de la paciente. Esto incluye lo siguiente:
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Valoración cuidadosa de la paciente, proporcionar comprensión y explicaciones, y tranquilizarla.
Se le recomienda que anote todos los días los síntomas durante dos a tres meses (registro diario de la intensidad de los problemas) para valorar las fechas y características de los síntomas. Si los síntomas aparecen a lo largo del mes, no precisamente en las dos semanas anteriores a la menstruación, puede sufrir depresión u otros problemas emocionales además del PMS.
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Para síntomas leves a moderados, un programa de ejercicio aeróbico; reducción del consumo de cafeína, sal y alcohol; aumento del calcio en la dieta (1 200 mg/día), vitamina D o magnesio y carbohidratos complejos en la dieta; puede ser de utilidad el uso de tratamientos alternativos como la acupuntura y los tratamientos herbolarios, aunque estas intervenciones siguen sin ser probadas.
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Los fármacos que evitan la ovulación, como los anticonceptivos hormonales, pueden atenuar los síntomas físicos. Estos incluyen métodos anticonceptivos hormonales combinados continuos (píldora, parche o anillo vaginal) o agonistas de GnRH con tratamiento adicional (p. ej., estrógenos equinos conjugados, 0.625 mg por VO al día con acetato de medroxiprogesterona, 2.5 a 5 mg por día por VO).
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Cuando predominan los trastornos del estado de ánimo, se ha demostrado que los inhibidores de la recaptación de serotonina son eficaces para aliviar la tensión, la irritabilidad y la disforia, con pocos efectos secundarios. El tratamiento con fármacos de primera línea incluye antidepresivos serotoninérgicos (citalopram, escitalopram, fluoxetina, sertralina, venlafaxina), ya sea todos los días o solo en días en que se presentan síntomas. Son escasos los datos para recomendar el uso de complementos de calcio, vitaminas D y B6. No hay pruebas suficientes que sustenten la terapia cognitivo-conductual.
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Green-top Guideline No. 48. Management of premenstrual ...