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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO

  • Son comunes la oligoartritis, conjuntivitis, uretritis, queratodermia blenorrágica y úlceras bucales.

  • Muchas veces se presenta después de disentería o infección de transmisión sexual.

  • Los pacientes son positivos a HLA-B27 en 50% a 80% de los casos.

GENERALIDADES

La artritis reactiva es desencadenada por infecciones GI y genitourinarias, y se manifiesta en la forma de oligoartritis estéril asimétrica, casi siempre en las extremidades inferiores. Son comunes las manifestaciones extraarticulares e incluyen uretritis, conjuntivitis, uveítis (eFig. 20–27), lesiones cutáneas (queratodermia blenorrágica) y lesiones mucocutáneas. La artritis reactiva es más común en varones jóvenes y se relaciona con HLA-B27 en 80% de los pacientes caucásicos y en 50% a 60% de los de raza negra.

eFigura 20–27.

Iridociclitis aguda con hipopión en un paciente con artritis reactiva. (Reproducida con autorización de Vaughan DG, Asbury T, Riordan-Eva P [editores]. General Ophthalmology, 15th ed. Publicada originalmente por Appleton & Lange. Copyright © 1999 by The McGraw-Hill Companies, Inc.)

MANIFESTACIONES CLÍNICAS

A. Síntomas y signos

Casi todos los casos de artritis reactiva se presentan una a cuatro semanas después de una infección gastrointestinal (por Shigella, Salmonella, Yersinia, Campylobacter) o de una infección de transmisión sexual (Chlamydia trachomatis o tal vez Ureaplasma urealyticum). El origen por transmisión sexual o disentérico no influye en las manifestaciones posteriores, pero sí en la relación de géneros, que es de 1:1 después de infecciones GI y de 9:1 con predominio de varones después de infecciones de transmisión sexual. El líquido sinovial de las articulaciones afectadas presenta cultivos negativos. Puede haber un síndrome clínico indistinguible sin infección previa aparente; esto sugiere que una infección subclínica puede desencadenar artritis reactiva o que hay otros desencadenantes aún no identificados. Aunque las articulaciones afectadas son estériles, las técnicas moleculares proporcionan evidencia de que están presentes en el tejido sinovial antígenos de posibles microorganismos desencadenantes (y DNA en caso de Chlamydia), incluso años después de la enfermedad clínica. Es poco clara la importancia patogénica de estos hallazgos.

Por lo general, la artritis es asimétrica y afecta grandes articulaciones que soportan peso (sobre todo rodilla y tobillo); se observa sacroilitis o espondilitis anquilosante en al menos 20% de los pacientes, en especial después de recurrencias frecuentes. Los síntomas sistémicos incluyen fiebre y pérdida de peso y son comunes al inicio de la enfermedad. Las lesiones mucocutáneas pueden incluir balanitis (fig. 20–8), estomatitis y queratodermia blenorrágica (fig. 20–28), indistinguible de la soriasis pustulosa. La afectación de las uñas en la artritis reactiva también puede simular cambios soriásicos. Puede ocurrir conjuntivitis leve y ocurre en una fase temprana de la enfermedad. La uveítis anterior, que puede desarrollarse en cualquier momento en pacientes positivos para HLA-B27, es la complicación ocular ...

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