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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Dolor persistente, hinchazón o dolor a la palpación en una parte del esqueleto.
Fracturas patológicas (“espontánea”)
Áreas sospechosas de aumento de tamaño óseo, deformidad o cambio de la densidad radiológica.
Evidencia histológica de neoplasia ósea en muestras de biopsia.
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Los tumores óseos primarios en adultos son relativamente poco comunes en comparación con las neoplasias secundarias o metastásicas. Sin embargo, son de gran importancia clínica porque algunos crecen con rapidez y dan metástasis amplias.
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Aunque los tumores de hueso se han clasificado como primarios o secundarios, existe cierto desacuerdo sobre qué tumores son primarios del esqueleto. Los tumores de origen mesenquimatoso que reflejan tejidos esqueléticos (p. ej., hueso, cartílago, tejido conjuntivo) y tumores que se desarrollan en los huesos que son de origen hematopoyético, nervioso, vascular, adiposo y con origen en la notocorda deben diferenciarse de los tumores malignos secundarios que afectan el hueso por extensión directa o por diseminación hematógena. Por la gran variedad de tumores óseos, es difícil establecer una clasificación siempre satisfactoria de las neoplasias óseas.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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El dolor esquelético persistente e hinchazón, con o sin limitación del movimiento de las articulaciones adyacentes o fractura espontánea son indicaciones para un examen clínico, radiográfico, por laboratorio y posiblemente con toma de biopsia. Las radiografías pueden revelar la ubicación y extensión de la lesión y ciertas características que podrían sugerir el diagnóstico específico. Los hallazgos radiográficos denominados clásicos para ciertos tumores (p. ej., lesiones en sacabocado en áreas del cráneo en el mieloma de células plasmáticas [eFig. 20–30], el aspecto de “rayo de sol” en el sarcoma osteógenos [eFig. 20–31], el efecto de “piel de cebolla” del sarcoma de Ewing [eFig. 20–32], aunque sugestivos, no son patognomónicos). Incluso las características histológicas del tumor óseo, consideradas de forma aislada, proporcionan información completa sobre la naturaleza de la enfermedad. La edad del paciente, la duración de los síntomas, el sitio de afección y el número de huesos afectados, así como la presencia o ausencia de enfermedad sistémica asociada (al igual que características histológicas) deben considerarse para el tratamiento apropiado.
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