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Los métodos terapéuticos para pacientes con trastornos psiquiátricos son, en un sentido amplio, similares a los de otras ramas de la medicina. Por ejemplo, el médico utiliza no solo medidas clínicas, como administración de fármacos y marcapasos, sino también técnicas psicológicas para cambiar actitudes y conductas, manipulaciones sociales y ambientales para mitigar los efectos nocivos y técnicas conductuales para modificar los patrones conductuales.
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Sin importar el método utilizado, el tratamiento se dirige a una meta, es decir, está orientado a objetivos. Esto suele incluir 1) obtener la cooperación activa por parte del paciente, 2) establecer objetivos razonables y modificarlos si no se cumplen, 3) poner énfasis en conductas positivas (objetivos) en lugar de síntomas conductuales (problemas), 4) definir el método y 5) establecer un plazo de tiempo (que puede modificarse después).
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El médico debe resistir la presión de obtener resultados instantáneos. Hay que dedicar tiempo al paciente, pero la frecuencia y duración de las citas es muy variable y debe ajustarse para satisfacer las necesidades psicológicas del paciente y las restricciones económicas. La adhesión al tratamiento (colaboración) es el producto final de varios factores, de los cuales los más importantes son la comunicación clara, la atención a los costos y regímenes sencillos de dosificación cuando se prescriben fármacos. El médico puede, de manera inadvertida, favorecer una enfermedad crónica al prescribir fármacos inapropiados. El paciente podría creer que los problemas responden sólo a fármacos, y cuantos más se prescriban, más se fortalecerán las ideas erróneas. Los fármacos psiquiátricos están implicados en muchas reacciones farmacológicas adversas que suelen tratarse en los servicios de urgencias de Estados Unidos.
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VALORACIÓN PSIQUIÁTRICA
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Muchos médicos están en excelente posición para responder a las necesidades emocionales del paciente en una forma competente y organizada, refiriendo a la persona con un psiquiatra para valoración o para tratamiento cuando se considera que los problemas rebasan la experiencia del médico que refiere. Las razones frecuentes para la valoración psiquiátrica son las siguientes: 1) valoración de individuos potencialmente violentos o suicidas, 2) problemas diagnósticos complejos, 3) enfermedades conductuales difíciles de tratar, como trastorno bipolar o estados psicóticos 4) casos con complicación psicofarmacológica y 5) envíos para psicoterapia especializada o tratamiento psiquiátrico.
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Cuando se refiere a una persona a valoración psiquiátrica, debe realizarse como cualquier otra referencia: de manera abierta, con explicación detallada de los problemas del paciente. Para algunos individuos la posibilidad de una valoración psiquiátrica puede ser aterradora. El estigma de padecer quizá un trastorno psiquiátrico es abrumador para muchas personas. Casi todos los pacientes reconocen el estrés al que están sometidos, y plantear la posibilidad de referirlos con un especialista que les ayude a manejar los efectos del estrés sobre la enfermedad llega a ser útil.
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Puede estar indicado el tratamiento hospitalario cuando la persona está demasiado enferma para cuidarse sola o cuando ...