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PACIENTE
La Sra. C tiene 50 años y llega al consultorio con dolor articular. Refiere que el dolor ha estado presente durante casi dos años. El dolor se ubica en las manos y las muñecas. Describe la molestia como “dolor sordo” y “rigidez”. Es peor durante las mañanas y mejora después de 2 a 3 h. Señala que los días con cuadros particularmente dolorosos toma NSAID con un alivio moderado.
En este punto, ¿cuál es la hipótesis principal? ¿Cuáles son las posibles alternativas? ¿Hay algún diagnóstico que no se deba pasar inadvertido? Con base en el diagnóstico diferencial, ¿qué estudios se deben solicitar?
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RANKING DEL DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
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A pesar de que la rigidez matutina es común en muchos tipos de artritis, los síntomas prolongados de la Sra. C son sugestivos de un cuadro de artritis inflamatoria. Al parecer no tiene otros síntomas sistémicos y no tiene antecedentes de una infección reciente. En este punto, las características fundamentales son la naturaleza poliarticular e inflamatoria del dolor y la cronicidad de los síntomas.
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Considerando estos puntos, así como el hecho de que la paciente es una mujer de edad madura, la artritis reumatoide es el principal dentro del diagnóstico diferencial. La cronicidad, la edad de inicio y la distribución articular apoyan este diagnóstico. La artritis psoriásica puede ser indistinguible de la artritis reumatoide, en especial al inicio de su evolución y se necesita considerar. El SLE también puede presentarse como una artritis inflamatoria crónica. La paciente es mayor que la edad de inicio del SLE, y no ha declarado la afectación de otro órgano o sistema.
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Las artropatías degenerativas, como la osteartritis y la CPPD, se deben considerar, pero la distribución articular y la naturaleza inflamatoria de la artritis hacen que sean menos probables. El cuadro 27–5 presenta el diagnóstico diferencial.
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La Sra. C por lo demás está bien, excepto por el antecedente ...