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La anestesia general es un estado que se caracteriza por inconsciencia, analgesia, amnesia, relajación del músculo esquelético y pérdida de los reflejos. Los fármacos utilizados como anestésicos generales son depresores del sistema nervioso central (CNS, central nervous system), con acciones que pueden inducirse y concluirse con más rapidez que las de los sedantes-hipnóticos convencionales.
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ETAPAS DE LA ANESTESIA
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Los anestésicos modernos actúan con rapidez y logran una anestesia profunda con gran celeridad. Con los anestésicos más antiguos y de acción más lenta, la profundidad cada vez mayor de la depresión central causada por el aumento de la dosis o el tiempo de exposición se describe como etapas de la anestesia.
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A. Etapa 1: analgesia
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En la etapa 1, el paciente tiene menos consciencia del dolor, a veces con amnesia; es posible que la conciencia esté afectada, pero no se pierde.
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B. Etapa 2: desinhibición
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En la etapa 2, el paciente parece estar en delirio y emocionado. Se produce amnesia, se intensifican los reflejos y la respiración suele ser irregular; suelen producirse arcadas e incontinencia.
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C. Etapa 3: anestesia quirúrgica
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En la etapa 3, el paciente está inconsciente y no tiene reflejos de dolor; la respiración es muy regular y la presión arterial se mantiene.
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D. Etapa 4: depresión bulbar
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En el estadio 4, el paciente desarrolla depresión respiratoria y cardiovascular grave que requiere apoyo mecánico y farmacológico para evitar la muerte.
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PROTOCOLOS DE ANESTESIA
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Los protocolos de anestesia varían según el tipo de intervención diagnóstica, terapéutica o quirúrgica propuesta. Para procedimientos menores, a menudo se utilizan técnicas de sedación consciente que combinan agentes intravenosos con anestésicos locales (véase capítulo 26); éstos son capaces de proporcionar analgesia profunda, con retención de la capacidad del paciente para mantener una vía respiratoria abierta y responder a órdenes verbales. Para procedimientos quirúrgicos más extensos, los protocolos de anestesia suelen incluir fármacos intravenosos para inducir el estado anestésico, anestésicos inhalados (con o sin agentes intravenosos) para mantener un estado anestésico, y agentes bloqueadores neuromusculares para efectuar la relajación muscular (véase capítulo 27). La vigilancia de los signos vitales se conserva como el método estándar para evaluar la profundidad de la anestesia durante la cirugía. La monitorización EEG automatizada, una técnica automatizada que se basa en la cuantificación de los efectos anestésicos, también es útil.
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