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El calcio y el fósforo, los dos elementos principales del hueso, son cruciales no sólo para la resistencia mecánica del esqueleto, sino para el funcionamiento normal de muchas otras células del cuerpo. Tres hormonas son los reguladores principales de la homeostasis del calcio y el fosfato: la hormona paratiroidea (PTH, parathyroid hormone), la vitamina D y el factor de crecimiento de los fibroblastos 23 (FGF-23, fibroblast growth factor 23) (figura 42–1). La calcitonina, los glucocorticoides y los estrógenos desempeñan funciones secundarias. Estas hormonas, o fármacos que imitan o suprimen sus acciones, se utilizan en el tratamiento de los trastornos minerales óseos (p. ej., osteoporosis, raquitismo, osteomalacia, enfermedad de Paget), al igual que varios agentes no hormonales.
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REGULADORES HORMONALES DE LA HOMEOSTASIS MINERAL ÓSEA
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A. Hormona paratiroidea
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La hormona paratiroidea (PTH, parathyroid hormone), un péptido de 84 aminoácidos, aumenta el calcio sérico y reduce el fosfato sérico; actúa sobre los receptores acoplados a la proteína G de membrana para aumentar el monofosfato de adenosina cíclico (cAMP, cyclic adenosine monophosphate) en las células óseas y tubulares renales. En el riñón, la PTH inhibe la excreción de calcio, promueve la excreción de fosfato y estimula la producción de metabolitos activos de vitamina D (figura 42–1; cuadro 42–1). En el hueso, la PTH promueve el recambio óseo al aumentar la actividad tanto de los osteoblastos como de los osteoclastos (figura 42–2B); la activación de los osteoclastos no es un efecto directo y, en cambio, es producto de su estímulo sobre los osteoblastos de la formación del ligando RANK (RANKL, RANK ligand), un miembro de la familia de citocinas del factor de necrosis tumoral (TNF, tumor necrosis factor) que estimula la actividad de los osteoclastos maduros y la diferenciación de los precursores de los osteoclastos.
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