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INTRODUCCIÓN

El tratamiento de la embarazada con enfermedades graves ha mejorado en las últimas tres décadas con los avances en cuidados intensivos. Para lograr resultados óptimos, las enfermedades y los trastornos quirúrgicos y obstétricos graves que complican el embarazo son frecuentemente tratados por un equipo multidisciplinario. Es importante destacar que los obstetras y otros miembros del equipo de atención médica deben tener un conocimiento práctico de las consideraciones singulares para las embarazadas. Algunos de estos, que se analizan en el capítulo 49, incluyen cambios fisiológicos inducidos por el embarazo, alteraciones en los valores normales de laboratorio y consideración para el segundo paciente, el feto. Como las mujeres gravemente enfermas suelen ser jóvenes y sanas, su pronóstico suele ser bueno (Gaffney, 2014).

CUIDADOS CRÍTICOS

A pesar de los avances observados, la evidencia sugiere que las tasas de morbilidad grave están aumentando (Friedman, 2016). En Estados Unidos, de 1% a 3% de las embarazadas requieren servicios de cuidados intensivos cada año. El riesgo de muerte durante dichos ingresos varía de 2% a 11% (American College of Obstetricians and Gynecologists, 2019a). Las mujeres de raza negra y los beneficiarios de Medicaid se ven afectados de manera diferente (Wen, 2020).

Las personas con complicaciones asociadas al embarazo, en especial hemorragia, septicemia e hipertensión, tienen la mayor necesidad de cuidados intensivos (Chantry, 2015; Guntupalli, 2015a, b). Muchas hospitalizaciones antes del parto son por razones no obstétricas e incluyen diabetes, neumonía o asma, enfermedades cardiacas, hipertensión crónica, pielonefritis y tirotoxicosis (Guntupalli, 2015b; Zeeman, 2006). La enfermedad cardiaca es la principal indicación no obstétrica para el ingreso en la unidad de cuidados intensivos (ICU, intensive care unit) (Small, 2012). En casos de hemorragias potencialmente mortales, pueden ser necesarios procedimientos quirúrgicos y es fundamental contar con un quirófano disponible. Para las mujeres que no han tenido término de su embarazo, el bienestar fetal también se ve favorecido por esta proximidad, en especial porque muchas tienen partos prematuros (Kilpatrick, 2016).

Organización de cuidados críticos

El concepto y el desarrollo de cuidados críticos para todos los aspectos de la medicina y la cirugía comenzaron en la década de 1960. Como parte de este esfuerzo, los National Institutes of Health celebraron una conferencia de consenso (1983) y la Society of Critical Care Medicine (1988, 1999) estableció guías clínicas para las unidades de cuidados intensivos. En especial importantes para la obstetricia, estas costosas unidades impulsaron el surgimiento de las unidades de cuidados intermedios. Estas últimas unidades se diseñaron para pacientes que no necesitaban cuidados intensivos, pero que necesitaban un tratamiento más especializado que el proporcionado en un área de hospitalización general. El American College of Critical Care Medicine y la Society of Critical Care Medicine (1998) han publicado guías clínicas para ...

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