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Edad, uso de sustancias inyectables.
Síntomas localizados, pérdida de peso, dolor articular.
Inmunodepresión o neutropenia; antecedente de cáncer, riesgo de COVID-19 (véase cap. 32).
Fármacos.
Viajes.
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La temperatura corporal normal oral tomada a media mañana es de 36.7°C (intervalo de 36 a 37.4°C). Este intervalo incluye el valor de la mediana y dos desviaciones estándar, con lo que se abarca el 95% de la población normal (la variación de la temperatura diurna normal es de 0.5 a 1°C).
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La temperatura rectal o vaginal normal es 0.5°C más elevada que la temperatura oral y la temperatura axilar es 0.5°C más baja. Sin embargo, una temperatura corporal normal registrada con un termómetro periférico (membrana timpánica, arteria temporal, axilar, oral) no siempre excluye fiebre. Para descartar la fiebre es mejor utilizar la temperatura rectal que la bucal (en particular en pacientes que respiran a través de la boca, taquipneicos o de la unidad de cuidados intensivos, donde podría colocarse una sonda rectal para detectar fiebre). Los termómetros digitales portátiles podrían reconocer incrementos leves y tempranos de la temperatura en pacientes con recuentos leucocíticos bajos. Un estudio encontró que la termografía infrarroja del canto interno o de toda la cara determinó con mayor precisión la fiebre.
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La fiebre es un incremento regulado a un nuevo “punto de ajuste” de la temperatura corporal en el hipotálamo inducido por citocinas pirógenas. Estas citocinas incluyen interleucina-1 (IL-1), factor de necrosis tumoral (TNF), interferón gamma, interleucina-6 (IL-6). La elevación de la temperatura se origina del incremento en la producción de calor (p. ej., escalofrío) o disminución de la pérdida de calor (p. ej., vasoconstricción periférica). La temperatura corporal en la fiebre inducida por citocinas rara vez excede 41.1°C a menos que haya daño estructural a los centros reguladores hipotalámicos.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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La fiebre es un síntoma que proporciona información importante sobre la presencia de enfermedad (en particular infecciones) y sobre cambios en el estado clínico del paciente. La fiebre en pacientes de edad avanzada puede ser más indicativa de bacteriemia. Sin embargo, el patrón de la fiebre es de utilidad marginal para la mayor parte de diagnósticos específicos con excepción de la fiebre recurrente del paludismo, borreliosis y casos ocasionales de linfoma, en especial enfermedad de Hodgkin. Además, el grado de elevación térmica no corresponde en todos los casos a la gravedad de la enfermedad. Por ejemplo, los pacientes con neumonía adquirida en la comunidad en quienes luego se descubrió bacteriemia afebril tuvieron la tasa de mortalidad más alta a los 28 días. La fiebre con exantema y eosinofilia define la reacción medicamentosa con eosinofilia y síntomas sistémicos (síndrome DRESS, drug reaction with eosinophilia and systemic symptoms).
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En general, la respuesta febril tiende a ser más intensa en niños ...