++
El presente texto trata los problemas éticos que enfrentan los médicos cuando atienden a sus pacientes. Para ejercer una atención clínica excelente en la medicina moderna, los médicos deben comprender cuestiones éticas como el consentimiento informado, la capacidad de decisión, la toma de decisiones sustitutas, decir la verdad, la confidencialidad, la privacidad, la distinción entre investigación y atención clínica, y la atención al final de la vida. Los clínicos deben aplicar este conocimiento todos los días en sus prácticas. Al aludir a clínicos se hace referencia no sólo a médicos, sino también a enfermeras, trabajadores sociales, psicólogos, especialistas en ética clínica, técnicos médicos, capellanes y otras personas responsables del bienestar de los pacientes. También incluimos a estudiantes que están en formación para ingresar a estas profesiones. Los autores esperan que este libro sea de particular utilidad para quienes forman parte de los comités de ética de los hospitales mientras deliberan la acción apropiada en casos éticos difíciles.
++
Los problemas éticos están presentes en cada encuentro clínico entre pacientes y médicos. Los aspectos técnicos y morales de la atención al paciente son inseparables. La característica central del encuentro clínico es la relación terapéutica entre médicos y pacientes, una relación que está impregnada de responsabilidades éticas. Los médicos ingresan en la relación médico-paciente con una identidad profesional que los obliga a dar prioridad a los intereses del paciente, a dedicarse a la atención competente de éste, a preservar la confidencialidad y a comunicarse de manera honesta y compasiva. Los médicos deben apuntar, en palabras de Hipócrates, a “ayudar y no hacer daño”, una advertencia que no es tan simple como parece dentro de las complejidades de la ciencia y la práctica médicas contemporáneas.
++
En el curso habitual de una relación terapéutica, la atención clínica y los imperativos éticos se combinan sin problemas. La razón de esto es que, por lo general, el paciente y el médico comparten el mismo objetivo, esto es, resolver los problemas y las necesidades médicas del paciente. Por ejemplo, un sujeto se presenta con tos y sibilancias angustiantes y necesita alivio; un médico lo atiende y utiliza los medios correctos para diagnosticarlo y tratarlo. En esta situación, el tratamiento para, tal vez, un ataque de asma leve es eficaz y el paciente queda satisfecho. En otros casos, esta simple escena se vuelve complicada. Las sibilancias del sujeto suelen deberse a un tumor que obstruye las vías respiratorias. Esta enfermedad llega a poner en peligro la vida del paciente; el tratamiento puede ser complejo y además resultar infructuoso. En otras ocasiones, el curso fluido de la relación médico-paciente suele interrumpirse por lo que se conoce como una cuestión ética: una duda acerca de la acción correcta cuando las responsabilidades éticas entran en conflicto o cuando su significado es incierto o confuso. Por ejemplo, el deber del médico de curar se contrarresta con la negativa del paciente al tratamiento indicado, o la necesidad de tratamiento ...