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Las causas importantes de pérdida visual repentina en un ojo no inflamado son la hemorragia del vítreo, incluida la secundaria a retinopatía diabética proliferativa; el desprendimiento de retina; la degeneración macular neovascular de tipo senil; la oclusión de vena y arteria retinianas y neuropatía isquémica anterior del nervio óptico, tal vez por arteritis de células gigantes y neuritis óptica. Las entidades anteriores necesitan consulta urgente con el oftalmólogo. La arteritis de células gigantes exige tratamiento de urgencia.
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La pérdida repentina de la visión en el ojo inflamado puede ser resultado de glaucoma agudo o úlcera corneal, situaciones que necesitan tratamiento urgente, o de uveítis anterior aguda que requiere valoración urgente por un oftalmólogo. Otras urgencias incluyen celulitis orbitaria, queratoconjuntivitis gonocócica y traumatismo ocular.
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También se debe referir a pacientes con pérdida gradual de la visión. Sus causas principales son cataratas, degeneración macular atrófica de tipo senil, glaucoma crónico, maculopatía diabética, uveítis crónica y tumores intraorbitarios e intracraneales.
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Los diabéticos deben someterse a valoración al menos anual en busca de retinopatía, incluso si no muestran síntomas de la visión. Cualquier persona con miopía debe estar advertido de un mayor peligro de desprendimiento retiniano y tener consciencia de la importancia de notificar al médico los síntomas relevantes. La detección sistemática del glaucoma debe centrarse de modo preferente en individuos expuestos a un gran riesgo.
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El uso de algoritmos mejora la precisión diagnóstica de médicos no oftalmólogos.
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