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En cerca de 95% de los casos, las estenosis biliares benignas son resultado de anastomosis o lesión quirúrgica (incluido el trasplante hepático). El resto de los casos son ocasionados por contusiones abdominales, pancreatitis, enfermedad relacionada con IgG4, erosión de la vía biliar por cálculos o antecedente de esfinterotomía endoscópica.
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Es posible tanto reconocer como pasar por alto los signos de lesión en el posoperatorio inmediato. Cuando hay oclusión completa aparece ictericia con rapidez; no obstante, a menudo se inflige de modo accidental un desgarro en el conducto y es posible que la primera manifestación de lesión sea la pérdida excesiva o prolongada de bilis por drenajes quirúrgicos. El escape de bilis que ocasiona acumulación biliar (biloma) puede predisponer a infección localizada, que a su vez acentúa la formación de cicatriz y el desarrollo final de estenosis fibrosa (eFig. 16–54).
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La complicación más frecuente de la estenosis es la colangitis. En general, el paciente presenta episodios de dolor, fiebre, escalofrío e ictericia en el transcurso de unas cuantas semanas a meses tras la colecistectomía. Los datos a la exploración física pueden incluir ictericia durante una crisis de colangitis y dolor a la palpación en el cuadrante superior derecho del abdomen. Por lo regular se incrementa la fosfatasa alcalina sérica. La hiperbilirrubinemia es variable; fluctúa durante las exacerbaciones y casi siempre permanece en límites de 5 a 10 mg/100 mL (85.5 a 171 µmol/L). Durante un episodio de colangitis, los hemocultivos pueden ser positivos. Si la estenosis no se corrige, causará de manera inevitable cirrosis biliar secundaria.
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La colangiopancreatografía por resonancia magnética o la CT con múltiples detectores son estudios útiles para demostrar la estenosis y delinear la anatomía. La colangiopancreatografía endoscópica retrógrada es el método de intervención de primera línea y permite la toma de muestras para biopsia y para estudio citológico a fin de descartar cáncer (en combinación con la aspiración con aguja fina guiada por ecografía endoscópica, lo que representa una prueba aún más sensible para el cáncer distal de la vía biliar), esfinterotomía para permitir que se cierren las fístulas biliares y la dilatación (a menudo de repetición) y la colocación de endoprótesis, con lo que se evita la reparación quirúrgica en algunos casos. Cuando la ERCP no tiene éxito, puede llevarse a cabo la dilatación de la estenosis por colangiografía transhepática percutánea o bajo guía de ecografía endoscópica. La colocación de múltiples endoprótesis de plástico al parecer es más eficaz que colocar una sola de estas. El uso de endoprótesis metálicas autoexpandibles completamente cubiertas, que se retiran con mayor facilidad por acceso endoscópico en comparación con las endoprótesis metálicas no cubiertas y las endoprótesis bioabsorbibles son una alternativa al uso ...