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BASES PARA EL DIAGNÓSTICO
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Paciente con inmunodepresión.
Odinofagia, disfagia y dolor torácico.
La endoscopia con biopsia establece el diagnóstico.
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La esofagitis infecciosa ocurre con mayor frecuencia en pacientes con inmunodepresión. Los pacientes con sida, trasplante de órganos sólidos, leucemia, linfoma y quienes reciben inmunodepresores tienen un riesgo particular de infecciones oportunistas. Los patógenos más comunes son Candida albicans, herpes simple y CMV. La infección por Candida también puede ocurrir en individuos con diabetes no controlada y en quienes se tratan con corticoesteroides sistémicos, radioterapia o antibioticoterapia general. El herpes simple puede afectar a hospedadores normales, en cuyo caso la infección suele curarse sola.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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Los síntomas más frecuentes son odinofagia y disfagia. En algunos pacientes hay dolor torácico retroesternal. En ocasiones los enfermos con esofagitis por Candida son asintomáticos. Hay candidosis bucal solo en 75% de los individuos con esofagitis candidósica y en 25% a 50% de los enfermos con esofagitis viral, por lo que no es un indicador seguro de la causa de infección del esófago. En quienes el proceso infeccioso esofágico es causado por CMV, es posible que también haya infección en otros sitios como colon y retina. Las úlceras bucales (herpes labial) se acompañan con frecuencia de esofagitis por herpes simple.
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B. Estudios especiales
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El tratamiento puede ser empírico. A fin de obtener una certeza diagnóstica, es preferible la endoscopia con biopsia y cepillados (para análisis microbiológico e histopatológico) por su precisión diagnóstica alta. Los signos endoscópicos de esofagitis candidósica son placas difusas lineales, blanco-amarillentas, adheridas a la mucosa (eFig. 15–12). La esofagitis por CMV se caracteriza por una a varias ulceraciones superficiales grandes; la esofagitis herpética causa múltiples ulceraciones pequeñas y profundas.
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A. Esofagitis candidósica
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La candidosis esofágica necesita tratamiento sistémico. Con frecuencia se administra un ciclo empírico de antimicóticos sin realizar la endoscopia diagnóstica. El tratamiento inicial consiste casi siempre de fluconazol, 400 mg el día uno, luego 200 a 400 mg/día por VO durante 14 a 21 días; los pacientes que no responden en el transcurso de tres a cinco días deben someterse a endoscopia con cepillados, biopsia y cultivo a fin de diferenciar una infección micótica resistente de otras infecciones (p. ej., CMV, herpes). La candidosis esofágica que no responde al tratamiento con fluconazol puede tratarse con suspensión de itraconazol (no cápsulas), 200 mg/día por VO, o voriconazol, 200 mg dos veces al día. La infección resistente puede tratarse por vía IV con caspofungina, 50 mg todos los días.
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