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Las fracturas son lesiones ortopédicas relativamente comunes, y es probable que cualquier persona que brinde atención primaria a pacientes las encuentre. Aunque un tratamiento completo y exhaustivo de este tema requeriría un libro de texto completo en sí mismo, un capítulo que explique los principios básicos del cuidado de las fracturas parece apropiado para cualquier libro de texto que aborde el tema de la ortopedia en el consultorio.
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¿POR QUÉ TRATAR LAS FRACTURAS?
¿Cuáles son los objetivos del tratamiento de las fracturas? ¿Qué se pretende lograr cuando se tratan estas lesiones? La mejor manera de responder a estas preguntas es imaginar qué pasaría si la fractura se dejara sin tratar. Sin alguna forma de estabilización, las fracturas suelen ser insoportablemente dolorosas, y el control del dolor es uno de los principales objetivos del tratamiento de las fracturas. Todas las opciones conocidas para el tratamiento de las fracturas (una férula, un yeso, tracción o fijación quirúrgica) estabilizan el esqueleto lesionado y reducen de manera significativa el dolor que se produce. El tratamiento de la fractura también reduce la deformidad; la mayoría de las fracturas provoca cierto grado de deformidad, la cual a veces es significativa. Si la deformidad es importante, dejarla sin corregir tendría consecuencias negativas en términos de la función musculoesquelética. Además, los huesos deformados transmiten fuerzas anormales a las articulaciones situadas por encima y por debajo de ellos, lo que propiciaría un desgaste prematuro del cartílago articular y artrosis temprana. Un objetivo principal en el tratamiento de las fracturas con deformidad significativa es corregir ésta para evitar consecuencias adversas. Además, suele darse el caso de que la colocación de los fragmentos de hueso fracturado en una estrecha yuxtaposición, así como la limitación del movimiento de la fractura, aumentan las posibilidades de que la fractura cicatrice y se logre una unión ósea estable. Las fracturas que no cicatrizan con una unión ósea sólida se denominan seudoartrosis, y cuando cicatrizan con una alineación anormal se conocen como consolidación defectuosa. Por tanto, los objetivos básicos del tratamiento de las fracturas son disminuir el dolor, corregir la deformidad y aumentar las posibilidades de curación de la fractura.
Uno de los tratamientos más antiguos para las extremidades fracturadas es la tracción. Si se arroja un collar de perlas al suelo, puede quedar en cualquier forma o configuración que se pueda imaginar, pero si se tira de los dos extremos de ese collar en direcciones opuestas, éste adquiere de inmediato la forma de una línea recta: ese es el principio detrás del uso de la tracción para tratar fracturas de extremidades de huesos largos. Por ejemplo, aplicar tracción al pie endereza una fractura angulada del fémur o la tibia. Durante décadas, las fracturas de las extremidades, en especial las de tibia y fémur, se trataron por tracción.
El tratamiento exitoso de una fractura requiere que se logren dos cosas: 1) colocar los huesos fracturados en la posición adecuada (un paso que ...