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La comprensión de los aspectos fundamentales de la nutrición clínica es importante para el manejo de muchos pacientes hospitalizados. Las enfermedades y lesiones pueden alterar los requisitos nutricionales y la capacidad de ingerir, absorber y procesar nutrientes. La alteración en el equilibrio de nutrientes puede afectar el metabolismo intermedio, la función orgánica, la composición corporal y, en última instancia, el resultado clínico. Ahora es posible alimentar a todos los pacientes que no pueden o no quieren ingerir o absorber una cantidad adecuada de nutrientes. En este capítulo revisaremos los principios fisiológicos y clínicos de la nutrición enteral y parenteral, así como la eficacia clínica del apoyo nutricional.
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Principios de alimentación enteral
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La nutrición enteral tiene muchas ventajas en comparación con la nutrición parenteral. En primer lugar, generalmente se asocia con menos complicaciones graves, como infecciones o alteraciones metabólicas. En segundo lugar, puede suministrar los nutrientes preferidos por el intestino, como la glutamina, el glutamato y los ácidos grasos de cadena corta o short-chain fatty acids (SCFA), que están ausentes en las formulaciones parenterales comercialmente disponibles. Tercero, los nutrientes en la luz intestinal pueden ayudar a mantener la integridad estructural y funcional del tracto gastrointestinal (TGI), reduciendo la translocación bacteriana. De hecho, la alimentación parenteral sin ingesta enteral durante más de un mes se asocia con atrofia de la mucosa. La alimentación enteral previene la atrofia de la mucosa intestinal y del páncreas,1,2 manteniendo las concentraciones de proteína mucosa y ácido desoxirribonucleico (ADN),3 asimismo preservar la función de la enzima digestiva mucosa4 y pancreática5, para así conservar la secreción gastrointestinal de IgA.6 En cuarta posición se encuentra la alimentación enteral, la cual previene la colelitiasis al estimular la motilidad de la vesícula biliar.7 Finalmente, por lo general es menos costosa que la nutrición parenteral y no requiere acceso venoso central.
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En algunos pacientes, las alimentaciones enterales están contraindicadas o no se pueden proporcionar en cantidades suficientes para satisfacer los requisitos nutricionales. El TGI no se puede utilizar de forma eficaz o segura en algunos pacientes que presentan náuseas o vómitos persistentes, dolor abdominal posprandial intolerable o diarrea intratable, obstrucción mecánica o funcional (íleo) distal al lugar de alimentación, malabsorción grave o fístulas entéricas de alto rendimiento. Estos pacientes solo pueden recibir una alimentación adecuada mediante nutrición parenteral. Algunos pacientes tienen un TGI funcional pero no pueden comer lo suficiente para satisfacer sus necesidades nutricionales debido a la anorexia asociada con medicamentos, enfermedades o trastornos psiquiátricos, incluidos los trastornos alimenticios y, a menudo, pueden tener un manejo con modificaciones dietéticas, suplementación de fórmula líquida apropiada y tratamiento exitoso de la enfermedad subyacente primaria. Muchos pacientes que no pueden comer de forma segura debido a una deficiencia de la conciencia o a la incapacidad para tragar, se beneficiarán de las alimentaciones enterales directas al estómago o al ...