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El mal del pinto es secundario a Treponema pallidum subespecie carateum. Es endémico en regiones rurales de Latinoamérica, en especial México, Colombia y Cuba, y en algunas regiones del Pacífico. Una pápula no ulcerativa eritematosa primaria se convierte poco a poco en una placa papuloescamosa que muestra diversidad de cambios de color (azulado, lila, negro). Las lesiones secundarias simulan la primaria y aparecen en el año siguiente. De manera sucesiva aparecen nuevas, además de las antiguas; son más frecuentes en las extremidades y luego sufren atrofia y despigmentación. En algunos casos hay cambios pigmentarios y placas atróficas en las plantas de los pies y las palmas de las manos, con o sin hiperqueratosis, que son indistinguibles de las “frambesias de cangrejo”. A diferencia de la frambesia y el bejel, el mal del pinto se ubica únicamente en la piel, y no la piel y los huesos. Véanse los párrafos previos para la descripción del tratamiento.