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La patogenia de la enfermedad tanto por protozoarios como por helmintos es muy variable. Diversos factores contribuyen a esta variabilidad, como el tamaño del parásito, la lesión inducida, el potencial reproductivo, los requerimientos nutricionales (incluso metabolitos o toxinas producidos), selección de nicho (a menudo influida por ciclos de vida individuales y patrones de migración en el hospedero) y, por último, pero no de menor importancia, las consecuencias inmunitarias de la infección.
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El tamaño del parásito en ocasiones es un factor predictivo de la patogenia. Muchos de los protozoarios parásitos, incluso los que causan el paludismo (Plasmodium), la enfermedad del sueño africana (subespecies de Trypanosoma brucei), la enfermedad de Chagas (T. cruzi) y la leishmaniasis (Leishmania), figuran entre los más pequeños y patogénicos. El cestodo gigante, Diphyllobothrium latum, puede alcanzar tamaños que exceden los 10 m; aun así, en menos de 1% de los individuos infectados produce anemia perniciosa debido a competencia por la vitamina B12 con el hospedero. Ascaris lumbricoides, que puede crecer hasta 30 cm de longitud, llega a ocasionar bloqueo intestinal grave si hay suficientes gusanos. El quiste hidatídico larvario de la tenia Echinococcus granulosus alcanza un tamaño considerable si tiene tiempo para crecer, y ejerce una fuerte presión sobre los órganos dentro de los cuales se encuentre.
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La lesión inducida por parásito con frecuencia se produce por invasión de tejidos hospederos por el parásito. Las uncinarias, Strongyloides y Trichuris, sondean repetidas veces el revestimiento del intestino o del colon, y promueven e inducen respuestas inflamatorias extensas, mediadas por mecanismos inmunitarios. En estos casos, la carga de gusanos determina la extensión de la patogenia. El depósito de huevos de parásitos esquistosomas determina la patología de esta infección, porque muchos huevos quedan atrapados en tejidos en su intento por abandonar el hospedero. El resultado es inflamación extensa y fibrosis final de los tejidos afectados.
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El potencial reproductor de los parásitos varía de manera considerable. Los protozoarios tienen tiempos generacionales muy breves, lo que se debe en gran parte a la naturaleza asexual de su reproducción durante gran parte de sus ciclos de vida. Las tasas varían desde horas (tripanosomas africanos) hasta varios días (paludismo); esto impone una gran presión sobre los recursos del hospedero, con las consecuencias acompañantes. Sin embargo, los helmintos por lo general son incapaces de reproducirse dentro de sus hospederos definitivos, de modo que la carga general de gusanos se convierte en mayor determinante de la patogenia. Esto, a su vez, depende de cuántos huevos o larvas iniciaron la infección. Una excepción se encuentra en Trichinella, en la que la hembra fértil que reside dentro del revestimiento intestinal da a luz larvas que migran a la musculatura.
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Los requerimientos nutricionales entre los parásitos varían en gran medida, aunque casi todos tienden a ser anaerobios facultativos. Todas las especies de Trypanosoma metabolizan carbohidratos provenientes ...