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INTRODUCCIÓN

La radiografía torácica proporciona información sobre el tamaño del corazón (la cardiomegalia es un signo de mal pronóstico en la insuficiencia cardiaca crónica), la circulación pulmonar (con signos característicos que sugieren hipertensión pulmonar arterial o venosa), neumopatía primaria y anomalías aórticas. Puede calcularse el tamaño individual de las cavidades y puede observarse la presencia de derrame pleural. El ecocardiograma proporciona información más fiable del corazón que la radiografía del tórax, sobre el tamaño de las cavidades y la presencia de hipertrofia, así como la presencia de derrames pericárdicos, anomalías valvulares y anomalías congénitas (VÍDEO 10–1). El uso de medidas de sobrecarga/esfuerzo y los patrones de flujo Doppler también puede contribuir a la valoración de la disfunción miocárdica y a las anomalías valvulares. El electrocardiograma indica el ritmo cardiaco, revela las anomalías del sistema de conducción y proporciona evidencia de hipertrofia ventricular, infarto miocárdico o isquemia (eFigs. 10–10 y 10–11). Los cambios en el segmento ST y en la onda T pueden reflejar estos procesos patológicos, pero también puede observarse con desequilibrio electrolítico, efectos farmacológicos y en otras alteraciones (eFig. 10–12). Sin embargo, las radiografías y electrocardiograma sistemáticos no se recomiendan para la detección de cardiopatía en pacientes por lo demás asintomáticos sin manifestaciones clínicas que sugieran la presencia de una cardiopatía. Las pruebas de esfuerzo son útiles para desencadenar isquemia por lesiones coronarias fijas, pero su uso se limita para el diagnóstico preciso de enfermedad coronaria en pacientes típicamente asintomáticos. Por ejemplo, es útil recordar el teorema de Bayes cuando se valora a pacientes con pruebas de esfuerzo como parte de una “revisión física”. El teorema de Bayes menciona que la precisión del resultado de una prueba depende del riesgo de la enfermedad. Por ejemplo, si el paciente tiene bajo riesgo para arteriopatía coronaria puede esperarse un elevado número de pruebas de esfuerzo positivas falsas. Si el paciente se encuentra en alto riesgo para arteriopatía coronaria, sería de esperarse un gran número de resultados negativos falsos. Los estudios de esfuerzo son más eficaces en individuos con riesgo intermedio para arteriopatía coronaria. El objetivo del médico es ayudar a definir el riesgo de enfermedad coronaria utilizando la anamnesis, exploración física y las pruebas de laboratorio disponibles. El sistema de calificación de riesgo de Framingham y la calculadora de riesgo ateroesclerótico a 10 años (http://my.americanheart.org/cvriskcalculator) puede ser de utilidad y se encuentran fácilmente disponibles como aplicaciones gratuitas para dispositivos móviles. Las pruebas de esfuerzo también pueden ser de utilidad en pacientes sin arteriopatía coronaria siempre que los síntomas parezcan desproporcionados a los defectos anatómicos. Por ejemplo, en la enfermedad valvular, si el paciente refiere síntomas mayores, pero solo tiene enfermedad anatómica menor, la prueba de esfuerzo puede ayudar a definir la capacidad de ejercicio. El esfuerzo puede combinarse con ecocardiografía para valorar aún más la función ventricular, insuficiencia o estenosis valvulares o presiones pulmonares. En pacientes con estenosis aórtica, la ausencia de incremento de la ...

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