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El gusano redondo del perro Toxocara canis, el del gato Toxocara cati, y con menor frecuencia otros helmintos, pueden causar larva visceral migratoria. Toxocara canis es muy frecuente en los perros. Los seres humanos se parasitan después de la ingestión de los huevecillos en material contaminado por heces caninas o de otro animal. La enfermedad se disemina sobre todo por los cachorros y las hembras que amamantan; los huevecillos deben estar en el suelo varias semanas antes de volverse infecciosos. Después que los seres humanos los ingieren, las larvas migran a varios tejidos, pero no pueden completar su ciclo vital.
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MANIFESTACIONES CLÍNICAS
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La larva visceral migratoria se observa principalmente en niños pequeños. Casi todas las parasitosis son asintomáticas. Los órganos afectados con mayor frecuencia son hígado y pulmones. El cuadro clínico incluye tos, fiebre, sibilancias, hepatomegalia, esplenomegalia, linfadenopatía, infiltrados pulmonares y eosinofilia. La afectación del SNC es inusual e incluye meningitis eosinofílica y otras alteraciones. La larva ocular migratoria es un síndrome distinto y por lo regular se identifica en niños más grandes que los pacientes típicos con larva visceral migratoria. Los niños se presentan con deficiencias visuales, dolor y abultamiento en la retina, el cual puede confundirse con un retinoblastoma. Baylisascaris procyonis, un gusano redondo de los mapaches, raras veces produce larva visceral migratoria en los seres humanos, las más de las veces similares a manifestaciones más graves que T. canis.
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El diagnóstico de larva visceral migratoria se sospecha por el dato de eosinofilia en un niño con hepatomegalia u otros signos de enfermedad, sobre todo con antecedente de exposición a cachorros. El diagnóstico se confirma con la identificación de larvas en el material de biopsia del tejido infectado, que por lo general se realiza ante la sospecha de otras enfermedades. Las pruebas serológicas pueden ser útiles; el estudio ELISA contra un grupo de antígenos de excreción ha mostrado buena sensibilidad y especificidad. Las pruebas moleculares permiten identificar patógenos específicos. La mayoría de los pacientes se recupera sin tratamiento específico, aunque los síntomas pueden persistir por meses.
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En casos graves, se debe considerar el uso de antihelmínticos o corticoesteroides. No existe un fármaco con eficacia comprobada, pero se han utilizado albendazol (400 mg VO cada 12 h por cinco días), mebendazol, dietilcarbamazina e ivermectina; el albendazol se recomienda como tratamiento de elección.
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Meliou
M
et al. Toxocariasis of the nervous system. Acta Parasitol. 2020;65:291.
[PubMed: 31960218]