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El sistema nervioso desempeña tres funciones principales: percepción, cognición y acción. La percepción es la traducción del mundo externo hacia señales electroquímicas que el cerebro puede interpretar. Por ejemplo, la retina convierte la información lumínica y después la envía al cerebro mediante los nervios ópticos (par craneal 2); el aparato del oído interno transforma el sonido y lo transmite al cerebro por medio de los nervios auditivos (par craneal 8). Acción es la manera en que el cerebro permite al organismo interactuar con el ambiente al mover el cuerpo (y en el caso de las personas y algunos animales, al usar movimientos del aparato vocal para comunicarse). La cognición comprende todas las operaciones que interpretan las aferencias perceptivas para entender el ambiente externo, y planean la interacción con el ambiente por medio de acción.
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En términos neuroanatómicos, la percepción se lleva a cabo mediante las entradas hacia el sistema nervioso (vías aferentes), la acción es la salida (vías eferentes), y la cognición surge a partir de interconexiones dentro y entre las modalidades perceptivas, así como entre la percepción y la acción. La percepción comienza con los órganos de los sentidos (piel, ojos, oídos, nariz, lengua) y viaja en nervios periféricos (incluso pares craneales para las estructuras de la cabeza), y finalmente transmite información hacia las cortezas sensoriales de los hemisferios cerebrales (p. ej., corteza somatosensitiva, corteza visual, corteza auditiva). Las eferencias motoras están controladas por la corteza motora, cuyas señales viajan por medio de las vías motoras para después alcanzar los nervios periféricos que ordenarán a los músculos moverse (véase Fascículos corticobulbares, en el capítulo 4). La corteza motora colabora con estructuras adyacentes (cortezas premotora y motora suplementaria) y participa en circuitos que comprenden los ganglios basales (véase Estructuras subcorticales: tálamo y ganglios basales, en el capítulo 7) y el cerebelo (véase Anatomía y función del cerebelo, en el capítulo 8), todos los cuales trabajan para coordinar movimientos y ejecutarlos.
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SISTEMA NERVIOSO CENTRAL Y SISTEMA NERVIOSO PERIFÉRICO
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El sistema nervioso central (CNS, central nervous system) consta del cerebro, el tallo encefálico, el cerebelo y la médula espinal (figura 3–1). El sistema nervioso periférico (PNS, peripheral nervous system) incluye las raíces nerviosas dorsales y ventrales que entran a la médula espinal (raíces dorsales) y salen de ella (raíces ventrales), y continúan hacia los nervios periféricos. Antes de dedicar el resto de este capítulo a las estructuras internas y externas del cerebro, se proporciona una breve introducción al tallo encefálico, la médula espinal y el cerebelo. El tallo encefálico se divide en tres niveles de la parte superior a la inferior: mesencéfalo, protuberancia anular (puente de Varolio) y bulbo raquídeo (véase Perspectiva general de la anatomía del tallo encefálico, en el capítulo 9). El bulbo raquídeo tiene una transición ininterrumpida inferior hacia la médula espinal, ...