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INTRODUCCIÓN

El hipotálamo desempeña una función triple en las acciones del sistema nervioso. La primera, como “ganglio encefálico” del sistema nervioso autónomo, se describió en el capítulo anterior; la segunda, como reloj circadiano y estacional para las funciones de la conducta del sueño y la vigilia, se consideró en el capítulo 18 en relación con el sueño, y la tercera como centro del control nervioso del sistema endocrino, que se revisa en este capítulo. En el hipotálamo, estos sistemas están integrados entre sí, al igual que las influencias neocorticales, límbicas y espinales. En conjunto, conservan la homeostasis y proporcionan la subestructura de la emoción y la conducta afectiva.

Los núcleos hipotalámicos tienen funciones centrales para mantener la homeostasia, ya que tienen una gran interconectividad bidireccional con múltiples regiones cerebrales, incluidas muchas fuentes de señales aferentes y señales motoras autonómicas, endocrinas y neuroendocrinas (Stern). Por ejemplo, las señales receptivas viscerales originadas en mayor medida del tronco encefálico transmiten información sobre diversas alteraciones homeostáticas, luego generan perfiles complejos de señales neurosecretoras y autonómicas hipotalámicas que actúan en los tejidos periféricos para restablecer la homeostasis del cuerpo.

El concepto de neurosecreción surgió tal vez de las observaciones de 1919 de Speidel, quien señaló que algunas de las neuronas del hipotálamo poseían las características morfológicas de células glandulares. Esa idea, que ahora se considera una parte fundamental de la ciencia de la endocrinología, era tan novedosa que fue rechazada por la mayoría de los biólogos de la época. El desarrollo de los conocimientos de la neuroendocrinología durante el último siglo es uno de los logros más importantes en neurobiología. Se ha confirmado ya que las neuronas, además de transmitir impulsos eléctricos, pueden sintetizar y descargar moléculas complejas de forma local y hacia la circulación general, y que estas pueden activar o inhibir a las células endocrinas, renales y vasculares en sitios distantes.

Después de las observaciones de Spiedel, von Euler y Gaddum advirtieron en 1931 que ciertos péptidos, secretados por neuronas en los sistemas nerviosos central y periférico, se hallaban también en células glandulares de páncreas, intestino y corazón. Estos autores aislaron una sustancia del intestino que actuaba en el músculo de fibra lisa y que llamaron “P” (de powder, polvo); sin embargo, debieron transcurrir 35 años para que Leeman et al. purificaran el péptido de 11 aminoácidos que ahora ha recibido el mismo nombre: sustancia P (Aronin et al.). Después se descubrieron seis mediadores hipotalámicos de la secreción hormonal hipofisaria anterior: la hormona liberadora de tirotropina (TRH, thyrotropin–releasing hormone), la somatostatina, la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH, gonadotropin–releasing hormone), la hormona liberadora de corticotropina (CRH, corticotropin–releasing hormone) y la hormona liberadora de hormona del crecimiento (GHRH, growth hormone–releasing hormone). En todo este tiempo se supo siempre que la dopamina actuaba como inhibidor de la secreción hormonal hipofisaria. Después se descubrieron varios neuropéptidos más, incluidos la encefalina, ...

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