CAPÍTULO 64: Reacciones antígeno-anticuerpo en el laboratorio

• Cuando el microorganismo no se puede cultivar (p. ej., sífilis y hepatitis A, B y C)

• Cuando el microorganismo es demasiado peligroso para el cultivo (p. ej., enfermedades riquetsiales)

• Cuando no hay acceso fácil a las técnicas de cultivo (p. ej., HIV, EBV)

• Cuando el microorganismo tarda demasiado en crecer (p. ej., Mycoplasma). Un problema con este enfoque es que los anticuerpos se demoran en formarse (p. ej., 7 a 10 días en la respuesta primaria). Por esta razón, se toman muestras de suero agudas y convalecientes, y se requiere un aumento de cuatro veces o más en el título de anticuerpos para hacer un diagnóstico. En este momento, a menudo, el paciente ya se recuperó y el diagnóstico se vuelve retrospectivo. Si hay una prueba disponible que puede detectar anticuerpos IgM en el suero del individuo, es posible usarla para llevar a cabo un diagnóstico de infección actual. En ciertas enfermedades infecciosas, se emplea un título arbitrario de anticuerpos IgG de suficiente magnitud para efectuar un diagnóstico.

Diagnóstico de enfermedades autoinmunitarias

• Se usan anticuerpos contra varios componentes normales del cuerpo (p. ej., anticuerpos contra el DNA, en el lupus eritematoso sistémico; anticuerpos contra la IgG humana [factor reumatoide], en la artritis reumatoide)

Determinación del tipo de sangre y tipo de HLA

• Los anticuerpos conocidos se utilizan para determinar los tipos de sangre ABO y Rh

• Se usan anticuerpos conocidos para identificar las proteínas HLA de clase I y clase II antes del trasplante, aunque también se emplea la secuenciación del DNA