RT Book, Section A1 Phillips, Karran A. A1 Bonci, Antonello A1 Compton, Wilson M. A2 Loscalzo, Joseph A2 Fauci, Anthony A2 Kasper, Dennis A2 Hauser, Stephen A2 Longo, Dan A2 Jameson, J. Larry SR Print(0) ID 1194170295 T1 Cocaína, alucinógenos y otros psicoestimulantes T2 Harrison. Principios de Medicina Interna, 21e YR 2022 FD 2022 PB McGraw-Hill Education PP New York, NY SN 9781264540259 LK accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?aid=1194170295 RD 2024/04/18 AB El uso de cocaína, metanfetamina y otros psicoestimulantes y alucinógenos refleja una interacción compleja entre la farmacología de la droga, la personalidad y las expectativas del usuario y el contexto ambiental en el cual se utiliza la droga. Estas sustancias causan daño significativo, aunque se usan con menos frecuencia que otras sustancias adictivas, como el alcohol (cap. 453), la nicotina (cap. 454), el cannabis (cap. 455) y los opioides (cap. 456). También es importante reconocer que el consumo de múltiples drogas, que implica el uso concurrente de muchas sustancias con diferentes efectos farmacológicos, es común. A veces se utiliza una droga para intensificar los efectos de otra, como en el caso del uso combinado de cocaína y nicotina, o cocaína y heroína en pacientes con mantenimiento mediante metadona. Algunas formas de uso de múltiples drogas, como el empleo combinado de heroína IV y cocaína son muy peligrosas y contribuyen a muchas de las consultas en los servicios de urgencias de los hospitales. La utilización crónica de cocaína y psicoestimulantes (en especial patrones de uso crónico) produce una serie de consecuencias adversas para la salud y puede exacerbar trastornos preexistentes como hipertensión y cardiopatías. Además, el uso combinado de dos o más drogas puede acentuar las complicaciones médicas relacionadas con el empleo de una. El uso crónico de drogas suele asociarse a disfunción del sistema inmunitario y a una mayor vulnerabilidad a infecciones, entre ellas el riesgo de infección por virus de inmunodeficiencia humana (VIH). El empleo concomitante de cocaína y opiáceos (“speedball”) suele asociarse con el uso compartido de agujas por parte de personas que utilizan drogas IV. Estas representan el grupo individual más numeroso de pacientes con infección por VIH en varias zonas metropolitanas importantes de Estados Unidos al igual que en muchas partes de Europa y Asia. Además, muchos brotes de VIH registrados desde 2015 en áreas suburbanas y rurales de Estados Unidos se han atribuido a grupos que usan drogas inyectables.