RT Book, Section A1 Yazdany, Jinoos A1 Manno, Rebecca L. A2 Papadakis, Maxine A. A2 McPhee, Stephen J. A2 Rabow, Michael W. A2 McQuaid, Kenneth R. SR Print(0) ID 1191902386 T1 Arteritis de Takayasu T2 Diagnóstico clínico y tratamiento 2022 YR 2022 FD 2022 PB McGraw-Hill Education PP New York, NY SN 9781264664764 LK accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?aid=1191902386 RD 2024/03/28 AB Es una vasculitis granulomatosa de la aorta y sus ramas principales. Es poco común en Norteamérica, pero prevalente en el Lejano Oriente y afecta de manera predominante a mujeres; típicamente inicia al principio de la vida adulta. La arteritis de Takayasu puede presentarse con síntomas generales inespecíficos como malestar general, fiebre y pérdida de peso o con manifestaciones de inflamación y daño vascular: disminución de los pulsos, presión arterial diferente en las extremidades superiores, carotidinia (dolor a la palpación sobre las arterias carótidas), soplos sobre las arterias carótida y subclavia, retinopatía, claudicación de las extremidades e hipertensión. No muestra alteraciones específicas en estudios de laboratorio; en casi todos los casos están incrementadas la tasa de eritrosedimentación y la concentración de proteína C reactiva. El diagnóstico se confirma por estudios de imágenes, casi siempre por MRI, que detecta el engrosamiento inflamatorio de las paredes de los vasos afectados, o bien angiografía por CT con la que se obtienen imágenes de la estenosis, oclusiones y dilataciones características de la arteritis. Los corticoesteroides son los fármacos de elección (p. ej., prednisona VO 1 mg/kg de peso durante un mes y después un lapso de reducción progresiva en el transcurso de meses hasta llegar a 10 mg al día). La adición de metotrexato, azatioprina o micofenolato mofetilo puede ser más eficaz que la prednisona sola. Una serie de casos sugiere que el tratamiento biológico con inhibidores de TNF (p. ej., infliximab) o de receptores de IL-6 (tocilizumab) puede ser eficaz para pacientes resistentes a la prednisona. La arteritis de Takayasu sigue una evolución recidivante y remitente crónica que obliga a la vigilancia constante y el ajuste de las medidas terapéuticas.